“La confianza que las personas tienen en sus creencias no es una medida de la calidad de la evidencia sino de la coherencia en la historia que su mente ha creado.”
─Daniel Kahneman
A continuación, un extracto del libro The Skeptics Guide to the Universe,
Por: Dr. Steven Novella
Capítulo 11. Los sesgos cognitivos y las heurísticas
─Extracto
Los sesgos cognitivos son un defecto en la manera en que nuestro cerebro procesa la información. Las heurísticas son similares ─son reglas de dedo o atajos mentales que no son confiables, por lo tanto, nos llevan a una forma de pensar sesgada. La realidad es que nuestra mente no está llena procesos lógicos puros. Nuestros pensamientos se pueden influenciar fácilmente por favoritismos y factores superficiales. La industria de mercadeo se basa en el hecho de que las personas frecuentemente toman decisiones irracionales por razones emocionales o raras que ni ellos mismos comprenden necesariamente. Estos defectos cognitivos se pueden mitigar al ser conscientes de nuestros procesos cognitivos, o dicho de manera más simple, al pensar sobre nuestros pensamientos. El escepticismo es un esfuerzo sistemático en pensar sobre pensar, esto quiere decir, que es un intento en entender el cómo pensamos y evitar trampas comunes. La mente humana es como un velero en un mar con corrientes fuertes y un viento constante. Tendemos a solo seguir las corrientes de nuestros sesgos y podemos ser fácilmente manipulados y arrastrados. El pensar sobre pensar te permite tomar el timón, para trabajar con las velas y dirigirte hacia conclusiones confiables, aún en contra de la corriente y de frente al viento. Además de las falacias lógicas, los sesgos cognitivos y las heurísticas son dos tipos más de formas de pensar incorrectas. Un sesgo cognitivo es una tendencia para pensar de cierta manera, para favorecer cierto tipo de información, y para preferir algunas conclusiones sobre otras. Por lo general, los sesgos desvían tu pensamiento lejos de la realidad. Las heurísticas son atajos mentales. Son reglas de dedo que nos ayudan a encontrar una respuesta aproximada rápidamente, pero no siempre son verdaderas, y muchas veces resultan en respuestas erróneas. Pueden ser útiles y llevarnos a una conclusión correcta, pero demasiado simplificada. Podemos pensar en las heurísticas y en los sesgos como fenómenos relacionados y como patrones de racionamiento parciales y limitados. Son corrientes en el mar de tus pensamientos. El crear consciencia de ellos nos ayudará a tomar el timón de nuestra mente.
Sesgos cognitivos
El sesgo hacia el primer dígito.
¿Realmente importa si algún artículo en el mercado cuesta $19.99 o $20.00? La respuesta es que sí importa, aun cuando parezca ridículo. Un centavo no debería hacer ninguna diferencia, pero sí la hace. Probablemente esto se deriva de la tendencia a enfocarnos en el primer dígito para simplificar alguna cifra cuando experimentamos una sobrecarga de información. En general, esta no es una mala estrategia, pero se puede explotar fácilmente.
El sesgo de la mano diestra.
Cuando se presentan dos opciones equivalentes frente a las personas (equivalente quiere decir que no hay ninguna razón objetiva para escoger una u otra) las personas diestras tienden a escoger la opción hacia su derecha, y los zurdos la opción hacia la izquierda. Esto puede ser un reflejo de un aspecto más profundo del pensamiento llamado cognición corporal. Tendemos a entender el mundo en términos de un cuerpo físico, los cuales luego extrapolamos a un pensamiento más abstracto. Por ejemplo, colocamos a nuestro jefe “arriba” de nosotros en el organigrama jerárquico de la compañía. Calificamos a los argumentos como “fuertes” o “débiles”. Decimos que alguien está “ciego” a la realidad, o “sordo” a los consejos de los demás. Usamos términos físicos corporales para describir y pensar sobre conceptos abstractos que no tiene dicho físico.
El sesgo de enmarcación.
Lo que piensas sobre algo puede ser dramáticamente influenciado simplemente por la forma en que alguien te lo presenta. Por ejemplo, ¿qué tal si un doctor te dijera que una cirugía tiene un riesgo de mortalidad del 10 por ciento? ¿Y qué tal si te dijera que tiene una probabilidad de éxito del 90 por ciento? Estas probabilidades son obviamente idénticas, sin embargo, las personas reaccionan de manera muy diferente a estas dos formas de presentarlas. Muchas más personas aceptan el procedimiento cuando se les presenta la opción del 90 por ciento de éxito.
El sesgo grupal.
Necesitamos sentir que somos parte de un grupo donde somos aceptados y bien recibidos. Por lo tanto, somos parciales hacia nuestro grupo, juzgamos a los miembros de manera mucho más favorable comparado con los miembros de un grupo ajeno.
El sesgo hacia nosotros mismos.
Nos damos todos los beneficios de la duda e interpretamos nuestras acciones de la manera mas favorable posible.
El sesgo de proyección.
Tenemos una tendencia a asumir que los demás piensan igual que nosotros. Esta es la manera en la que pensamos y comprendemos lo que los demás tal vez estén pensando. Tendemos a usar nuestra propia mente como modelo para hacer predicciones sobre los pensamientos de los demás. Así que, si algo nos molesta, asumimos que molesta a los demás también.
El sesgo del consenso.
Tendemos a asumir que nuestras opiniones están de acuerdo con la mayoría.
El sesgo retrospectivo.
Una vez que sabemos el resultado de alguna situación, ese conocimiento afecta nuestra interpretación de lo que sucedió y el por qué. Tendemos a pensar que lo que paso era inevitable, fue el destino. Piensen en las noticias sobre los resultados de una elección. Una vez que sabemos cual candidato resultó ganador, los expertos explican con gusto el resultado obvio. El candidato perdedor nunca tuvo oportunidad. Este sesgo es muy similar al racionamiento post hoc, una vez que sabemos el resultado, somos muy buenos para inventar razones para explicarlo.
Video de la Dra. Olivia Gamarra hablando sobre los sesgos cognitivos y las heurísticas en su canal de YouTube: Al Punto con claridad.
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