“No es que la gente no sepa que el líder populista está mintiendo, sí lo saben, pero los ha convencido de que hay un bien superior a la verdad, y ese bien superior a la verdad es derrotar a un grupo que ha hecho cosas peores que mentir, que han hecho cosas que son moralmente más reprobables que salir a decir una, dos o tres u ochenta mentiras al día, y que eso vale más la pena como colectivo lograr, la derrota de esa elite poderosa, corrupta que tiene al pueblo humillado. Y para eso hay que suspender durante algún tiempo esas reglas de la veracidad, de la corrección política, esas reglas que a final de cuentas nos puso la elite." (Luis A. Espino, 2021)
Les comparto un extracto de la entrevista de León Krauze con Luis Antonio Espino autor especialista en comunicación política, donde hablan sobre el discurso populista y la demagogia. Se refieren al uso actual e histórico de la narrativa de los buenos contra los malos como una herramienta muy efectiva para manipular a las masas. Los populistas seleccionan a los villanos y les ponen nombres y caras e inmediatamente después se suben a su pedestal desde donde prometen que lucharán contra las fuerzas del mal hasta la muerte. Eso sí, para ganar la batalla tendrán que disponer de poderes ilimitados porque de otra manera no será posible derrotar a tan formidable enemigo. Esto implica el desmantelamiento sin precedentes de instituciones democráticas diseñadas específicamente para evitar la concentración del poder. El resultado final es, frecuentemente, el establecimiento de un régimen autoritario que permanece en el poder indefinidamente con poderes extraordinarios.
Luis Antonio Espino sobre el poder del discurso populista.
León: Déjame regresar un poco a la base del discurso populista que sugiere una interpretación binaria de la realidad en todos los casos. No hay excepciones, es decir, esta lectura binaria del amigo o enemigo; contra mí o conmigo; ¿cómo funciona eso en el discurso populistas? ¿por qué le sirve al líder populista el interpretar la realidad nacional siempre como una realidad binaria?
Luis: Más que una característica del populismo, en retórica es una característica de la demagogia, la demagogia es esta forma de argumentación que puede venir de un político, pero no sólo de los políticos, puede venir de líderes de opinión, de intelectuales, periodistas que interpretan el mundo como una lucha permanente entre personas malas y buenas y que argumentan centrándose en la supuesta bondad o maldad y las supuestas buenas o malas intenciones de las personas y de los grupos. Cuando uno escucha a alguien hablar más de las personas y grupos que de ideas, problemas y soluciones, esa persona está tendiendo a argumentar demagógicamente. Entonces ya que lo entiendes así, te vas dando cuenta que en México lleva muchos años, nuestras elites de opinión, de análisis político, los políticos mismos, los ciudadanos interesados en política también, discutiendo mucho sobre si los políticos son buenas personas, o si nos parecen corruptos, honestos, inteligentes o estúpidos y menos tiempo le dedicamos a la discusión sobre los problemas del país y las posibles soluciones. Un demagogo solo puede triunfar en una sociedad demagógica, tristemente paso en Estados Unidos con Trump, pasa en México con Lopez Obrador. Nuestras sociedades ya llevan un buen rato discutiendo sus asuntos de manera demagógica, de ahí que el populismo simplemente les pone nombre al “ellos” y al “nosotros” y dice: “nosotros el pueblo” y “ellos la elite”. El populismo simplemente es una derivación de la demagogia, es una aplicación de esta estructura discursiva y argumentativa muy exitosa para ganar votos, pero no es la única, la demagogia no tiene ideología ni tiene partido, se puede argumentar demagógicamente en cualquier tema, un ejemplo es el cambio climático. Cuando la discusión sobre el cambio climática va sobre buenos contra los malos se está argumentando demagógicamente y por eso el asunto se traba y parece que no hay una alternativa de solución.
León: Es fascinante, porque eso se acerca al debate de ¿cómo contrarrestar a la demagogia? ¿cómo contrarrestar esa simplificación? porque en el fondo eso es lo que es, de la discusión pública que deja a un lado la sustancia de los temas para concentrarse en ataques ad hominem y demás. Ahora en esta selección de villanos, porque para mí eso es lo que ocurre, es una selección de villanos a los que hay que aventar en este saco de “los otros”, de la oposición, de las elites, de los que quieren dañarnos por principio. Los críticos no existen porque no hay legitimidad en la crítica dado que todo crítico es antagonista. Los medios de comunicación son un blanco frecuente y lo vemos en varios sitios, es decir la lista es muy larga. Lo vemos en Brasil, en Hungría, EEUU, Polonia, El Salvador de manera clarísima y por supuesto lo vemos en México. ¿Por qué el discurso populista busca la confrontación constante con el periodismo, con la crítica y con los medios? ¿de qué le sirve este proceso para deslegitimar el oficio periodístico?
Luis: Tiene que ver con el deseo del líder político de ser el único interprete de la voluntad de esa parte de la sociedad a la que él o ella llaman pueblo. En el medio entre la ciudadanía y el liderazgo del gobierno hay una serie de intermediarios que analizan la realidad, la evalúan, discuten, interpretan cuáles son los problemas de la sociedad y cuáles son las alternativas de solución. Ese entramado es lo que permite que nosotros como ciudadanos podamos entender la complejidad de nuestras sociedades y nuestros países porque si no, no nos sería posible ir a votar y de verdad tener una comprensión mínima de si la economía va para arriba o para abajo, de si la inseguridad está mejor o peor, si la pobreza aumentó, si el desempleo bajó, y todo este entramado es el que sostiene la verdad democrática. Eso yo lo aprendí de Sophia Rosenfeld y su libro La verdad Democrática.
León: ¿Qué es la verdad democrática?
Luis: Es el resultado de la deliberación de diversos grupos de la sociedad que, con base en ciertas reglas de técnica de ciencia natural, social y del avance del conocimiento nos permite llegar a un consenso sobre la situación de una comunidad
León: Es decir, ¿es la posibilidad de alcanzar hasta donde sea posible una verdad objetiva de cómo están las cosas en una sociedad?
Luis: Así es, son convenciones entre diversos grupos que se aceptan y que desde luego pueden cambiar y están sujetas a debate todo el tiempo y a demostrar su utilidad. El PIB, por ejemplo, es una medida que hay economistas hoy en día que discuten su utilidad y si realmente captura todas las dimensiones de desarrollo o si ya se quedó rezagada y tendremos que pensar en otras. Eso no está escrito en piedra, pero lo que hace el populismo es decir no me interesa ninguna de esas deliberaciones, yo aquí tengo una verdad única absoluta y quiero cancelar la deliberación y por eso va en particular contra los medios porque son los que se encargan de difundir todo el conocimiento colectivo de la sociedad para que la gente llegue a una verdad democrática. Pero aquí lo interesante es que también es ataque al conocimiento experto, a la ciencia, a la academia porque son esas partes de la sociedad que le disputan al populismo la interpretación, la evaluación de la realidad.
León: El caso de México es particularmente radical y me refiero a la cantidad de mentiras que dice el presidente de México en sus conferencias mañaneras donde se establece la agenda del país en una larga lista de temas dada su identidad como narrador en jefe de la realidad mexicana. Y sin embargo la pregunta más importante ¿por qué no le pasan mayor factura por la avalancha de mentiras que dice todos los días Lopez Obrador?
Luis: Yo encontré una explicación muy interesante en el libro Populocrasy de Catherine Fieschi que dice que no es que la gente no sepa que el líder populista está mintiendo, sí lo saben, pero los ha convencido de que hay un bien superior a la verdad, y ese bien superior a la verdad es derrotar a un grupo que ha hecho cosas peores que mentir, que han hecho cosas que son moralmente más reprobables que salir a decir una, dos o tres u ochenta mentiras al día, y que eso vale más la pena como colectivo lograr la derrota de esa elite poderosa, corrupta que tiene al pueblo humillado, victimizado. Y para eso hay que suspender durante algún tiempo esas reglas de la veracidad, de la corrección política, esas reglas que a final de cuentas nos puso la elite.
León: ¡O suspender el respeto a la ley, o a la constitución! Como en el caso salvadoreño, cuando uno discute con la gran comunidad salvadoreña en Los Angeles sobre lo que ha hecho Bukele al pasar por encima de la constitución para cambiar la suprema corte, deshacerse del fiscal, y demás, cuando uno escucha las respuestas de los defensores de Bukele, hay atisbos de, digamos, de estar abiertos a “bueno pues sí, el presidente en efecto pisoteo la ley, pero lo hizo por nuestro bien.”
Luis: Exacto, al adaptar los hechos a una narrativa demagógica Lopez Obrador ha logrado ese permiso de las mayorías para romper las reglas que él considera y muchos de sus seguidores consideran reglas de instituciones impuestas por las elites, entonces hay una suspensión del juicio crítico que es peligrosa porque es muy difícil establecer el límite, el límite ya simplemente queda en la voluntad del presidente, no en lo que diga la constitución o incluso las normas no escritas de la democracia.
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