En uno de los diálogos Platónicos, Sócrates se encuentra frente a la corte de justicia en la antigua Grecia, a Eutifrón, quien es un autoproclamado experto en la moral. Sócrates le pregunta “Si tú sabes tanto sobre la moral y la virtud, entonces tengo la siguiente pregunta filosófica para ti ¿Qué es la virtud moral y qué es la perversidad?” Eutifrón responde “lo virtuoso es todo aquello que los Dioses aman.” Sócrates señala que un problema serio con esta respuesta es que diferentes Dioses aman diferentes cosas. Sobre todo en la turbulenta saga politeísta de la mitología griega. Continúan conversando hasta que llegan a la siguiente conclusión: "Las cosas que todos los Dioses aman, esas son las cosas buenas, virtuosas; las cosas que todos los Dioses desprecian, esas son las cosas malas, perversas; y todas las demás cosas donde los Dioses no estén de acuerdo, esas son cosas neutrales.” Después Sócrates hace otra pregunta aún más importante ¿El hecho de que ciertos actos son buenos o virtuosos, ese hecho explica el por qué los Dioses los aman, o el hecho de que los Dioses aman ciertos actos explica el por qué son buenos o virtuosos? La primera posible respuesta es que los Dioses aman ciertos actos porque son virtuosos, pero esto no explica la virtud porque entonces los actos ya eran virtuosos antes de que los Dioses los amaran. La segunda posible respuesta es que ciertos actos son virtuosos porque los Dioses simplemente deciden amarlos. Esta opción sí explica la virtud, sin embargo, hay algo que no encaja bien con el hecho de que algún Dios pudiera elegir al azar cualquier acto y llamarlo virtuoso. Por ejemplo, el acto de sacrificar a un hijo, apedrear alguien hasta la muerte, asesinar a todos los hombres de una ciudad que se resistan a la invasión y tomar a las mujeres y niños como rehenes, ejecutar a todos los herejes, apóstatas, infieles, homosexuales, etcétera. Todos ejemplos de actos barbáricos que Dios ordena en los pasajes de la biblia. Ahora bien, si alguno de nosotros escucháramos una voz en medio de la noche diciéndonos que es Dios, y después la voz nos ordena hacer algo inesperado como sacrificar al primogénito, la gran mayoría ─no todos, tristemente─ lo cuestionaríamos y nos resistiríamos. Aun cuando algunos cuantos crédulos radicales y sociópatas pudieran acatar semejante orden, lo más probable es que en el fondo tendrían que reprimir un terrible sentimiento de culpa, y de tristeza, porque una atrocidad como esa definitivamente no está bien, sin importar los caprichos de ningún Dios. Esto sugiere que lo moralmente virtuoso no se puede originar con los deseos arbitrarios de algún Dios, sino más bien es algo innato que todos conocemos desde el momento en que nacemos; no pertenece a Dios, ni a nadie en particular, y es trascendental porque pertenece la historia evolutiva que compartimos todos los seres vivos conscientes.
Jeffrey Kaplan es maestro de filosofía en la universidad Greensboro de Carolina del Norte. En febrero del 2020 compartió un video en su canal de YouTube sobre el diálogo platónico llamado Eutifrón. Esta publicación es un resumen y traducción al español.
Por: Jeffrey Kaplan
Sócrates le dice a Eutifrón “Tú sí que sabes de lo que hablas cuando se trata de la moralidad”. A lo que Eutifrón responde refiriéndose a sí mismo en tercera persona “La mejor cualidad de Eutifrón, y aquello que lo distingue de las demás personas, Sócrates, es su conocimiento exacto de todos los asuntos de la moral.”
¡Vaya, qué tipo tan pedante!
Hoy vamos a leer un dialogo Platónico llamado Eutifrón. Platón fue un antiguo filósofo griego que escribió sobre su maestro Sócrates quien es el personaje central en todos estos diálogos. Lo más probable es que Sócrates sí existió en realidad, aunque hay dudas al respecto. Este diálogo es una discusión filosófica entre Sócrates y un tipo llamado Eutifrón. Sócrates se encuentra frente a la corte de justicia en la antigua Grecia porque ha sido acusado del crimen de corrupción de la juventud. Eutifrón está ahí porque ha acusado a su propio padre de asesinato. La historia cuenta que su padre tenía un trabajador y un sirviente doméstico, los dos empleados se embriagaron, se pelearon, y uno terminó matando al otro. El padre tomó entonces al asesino, lo encadenó y lo dejó en una zanja por unos días mientras esperaba a un adivinador de Atenas quien supuestamente le ayudaría a decidir qué hacer. Pero mientras esperaba, el asesino murió en la zanja. Por lo tanto, Eutifrón dice que ahora su padre ha cometido asesinato al abandonar a esa persona encadenada en la zanja. Sócrates toma esta oportunidad para preguntar a Eutifrón: “Bueno, si tú sabes tanto sobre la moral y la virtud, entonces tengo la siguiente pregunta filosófica para ti ¿Qué es la virtud moral y qué es la perversidad moral?”. Este diálogo trata sobre cómo definimos lo moralmente correcto o virtuoso, qué tienen en común todas las acciones que calificamos como virtuosas o buenas en el sentido moral. Eutifrón responde “la virtud es lo que estoy haciendo ahora, acusar a cualquier persona cuando ha hecho algo malo o perverso, aun cuando sea tu propio padre.” Mencionó el caso de Zeus cuando tuvo que matar a su padre Cronos porque devoró a unos bebes o algo así. Después dio más ejemplos de los Dioses griegos ─quienes se mataban entre sí, pero también eran amantes entre ellos mismos. Sócrates le contesta “Eso no es lo que te pregunté, no te pedí ejemplos de actos virtuosos, te pregunté ¿Cuál es la naturaleza misma de la virtud?” Es como si un niño preguntara ¿Qué es un edificio? Y yo le respondiera, oh pues tenemos el edificio llamado Torre Sears en Chicago, y también otro llamado la Torre Eiffel en Paris, y otro más llamado el Pentágono… Esa no es una buena respuesta porque solo es una lista de edificios. Lo que el niño quiere saber es por qué llamamos a todas esas cosas edificios, cuáles son los requisitos para ser un edificio. En el caso de la virtud moral, queremos saber cuáles son los requisitos para poder llamar a algo virtuoso. Así que, después de dialogar por un rato, por fin ambos aclaran la cuestión. Sócrates hace la pregunta de nuevo, a lo que Eutifrón responde “lo virtuoso es todo aquello que los Dioses aman o aprueban.” Muy bien, esta respuesta tiene un problema, el problema es que hay un montón de Dioses, y los Dioses son como personajes en un reality show o una telenovela, son amantes, se pelean todo el tiempo, hacen alianzas secretas, se traicionan, se asesinan, etc. Obviamente no todos los Dioses aman las mismas cosas, ni están de acuerdo en todo. Así que ¿Cómo puede ser el amor de los Dioses el requisito para que algo sea virtuoso? Eutifrón entiende que este es un problema y no puede pensar en una solución, por lo que Sócrates ofrece una, aunque no es muy buena, dice algo como “muy bien, las cosas que todos los Dioses aman, esas son las cosas buenas, virtuosas; las cosas que todos los Dioses desprecian, esas son las cosas malas, perversas; y todas las demás cosas donde los Dioses no estén de acuerdo, esas son cosas neutrales.” Esta respuesta también tiene problemas porque hay muchas cosas en las que los Dioses no están de acuerdo, así que la mayoría de las acciones quedarán en un área gris. Habrá muy pocas cosas virtuosas y muy pocas perversas. No se preocupen por eso, vamos a decir que esta es la respuesta, por ahora. Esta respuesta nos va a ser útil después para cuestionar todo el razonamiento detrás, ya sea con múltiples Dioses o con un solo Dios. Entonces, la respuesta es que lo virtuoso es todo lo que aman los Dioses. Después Sócrates hace otra pregunta muy importante, ¿El hecho de que ciertos actos son buenos o virtuosos, ese hecho explica el por qué los Dioses los aman, o el hecho de que los Dioses aman ciertos actos explica el por qué son buenos o virtuosos? Esta es una pregunta sobre lo que los filósofos llamarían prioridad explicativa. Por ejemplo, tenemos el enunciado ─el pasto es verde. ─ Imaginemos el pasto en el suelo y ahora preguntemos ¿El enunciado es verdad porque el pasto es verde, o el pasto es verde porque el enunciado es verdad? Estamos hablando de dos cosas diferentes, estamos hablando de la planta con propiedades que le proporcionan el color verde, y del enunciado que puede ser falso o verdadero. ¿Qué viene primero en el orden explicativo? Evidentemente, el hecho de que el pasto es color verde, explica la veracidad o falsedad del enunciado, y no al revés. Por lo tanto, podemos decir que el color verde del pasto tiene prioridad sobre la frase, en el orden explicativo. Entonces ¿la virtuosidad de un acto explica el amor de los Dioses, o el amor de los Dioses hacia un acto explica la virtuosidad? Esas son las dos opciones, similares al ejemplo del pasto y el enunciado. Eutifrón titubea para contestar ahora esta pregunta y Sócrates termina dándole la respuesta:
Sócrates:
¿Y qué diremos de lo virtuoso Eutifrón? ¿No es lo virtuoso amado por todos los Dioses, como tú lo has dicho?
Eutifrón:
Seguramente.
Sócrates:
¿Y es amado porque es virtuoso, o por alguna otra razón?
Eutifrón:
Precisamente porque es virtuoso.
Sócrates:
Es amado por los dioses porque es virtuoso, no es virtuoso porque es amado.
Eutifrón:
Así me parece.
Así que eligen una respuesta, la virtuosidad de las acciones explica el amor de los Dioses. Sin embargo, hay un problema con esta respuesta, Sócrates lo señala diciendo: “Me parece Eutifrón, que cuando te cuestioné sobre la esencia de la virtud, solo ofreciste un atributo de la misma ─el ser amada por los Dioses─ te pregunto una vez más ¿Qué es lo santo o lo virtuoso, ya sea amado, o no, por los Dioses? y ¿Qué es la impiedad?” A lo que Eutifrón responde básicamente que no sabe qué decir. El problema es que, si los actos son virtuosos antes de que los Dioses los amen, y después los Dioses escogen amarlos porque son virtuosos, entonces el amor de los Dioses no puede explicar su virtuosidad. Debe haber algo previo ─en la prioridad explicativa─ que explique la virtuosidad de esos actos y eso es lo que queremos conocer. Es similar al ejemplo del pasto y la veracidad de la frase, el pasto es verde. Hay características propias del pasto que explican su color verde, como la clorofila, la fotosíntesis, etc. Y esas propiedades del pasto explican la veracidad de la frase, el pasto es verde. Esas propiedades son las que queremos conocer sobre la virtud. Por lo tanto, la respuesta de Eutifrón no es ninguna explicación, solo es un resultado de ser virtuoso, nosotros deseamos saber la razón por la que algo es virtuoso. Pero qué pasa con la otra opción que ni siquiera fue considerada por Platón en este diálogo, la cual dice que los actos son virtuosos porque los Dioses los aman y no hay ninguna otra explicación. Pensemos en términos de un Dios monoteísta ¿Por qué no podemos explicar si un acto es moralmente correcto o perverso basándonos solamente en el hecho de que Dios lo escogió y lo etiquetó como bueno o malo? Esto parece extraño, arbitrario, aún más, parece contrario a nuestra noción de la ética y la moral. Pero… tal vez, no sea el caso, tal vez, para algunas personas, su noción de la moral es simplemente cualquier cosa que Dios dicte. Por supuesto que hay algo muy extraño al respecto. Consideren la siguiente situación:
Te despiertas a la media noche, oyes ruidos, y preguntas ¿Quién anda ahí? Y Dios te responde, soy Yo, Dios. Y dices, en verdad ¿Eres tú Dios? Y Dios contesta, Si, soy Yo, Dios. Y en ese momento simplemente sabes, sin lugar a duda, que te encuentras frente al creador del universo. Después Dios dice, necesito que me hagas un favor, necesito que vayas y despiertes a tu hijo, que lo lleves a la montaña y después lo sacrificas en una roca cortándole la garganta. El niño se va a desangrar en la roca, no hay problema, ahí lo dejas y te regresas a tu casa por favor. Tú preguntas ¿Por qué Dios? Dios responde, no puedo explicarte la razón, solamente debes hacerlo. Tú respondes, pero eso no me parece correcto Dios. Dios responde, no, no, Yo te estoy diciendo que eso es lo que debes hacer, así que está bien. Oh ok, creo que ya entiendo, mi hijo va a crecer y va a ser una especie de Hitler ¿verdad? Y esta es la única manera de prevenir una horrible tragedia. Y Dios dice, no, tu hijo está bien, nunca será ni hará nada terrible cuando crezca, tu hijo es un buen hijo que no se merece esto, ni se lo merecerá nunca. Simplemente tu hijo es inocente y Yo te estoy pidiendo que lo sacrifiques y lo dejes en una piedra en la montaña. Y tú dices, no estoy seguro de que eso sea lo correcto Dios. A lo que Dios responde, por supuesto que sabes que es lo correcto, esto es lo más correcto que harás en toda tu vida, y ¿Cómo sabes que es lo moralmente correcto? Bueno, pues sabes que Yo quiero que lo hagas, y también sabes que Yo soy Dios en persona pidiéndote que lo hagas, frente a frente. Así que, hacer lo que te pido es obviamente lo correcto, más correcto que cualquier otra cosa que hayas creído que era correcto en toda tu vida, porque Yo te estoy diciendo que lo hagas ahora mismo. Y tal vez tu digas, oh ok, sabes que, tienes razón. Y después vas y sacrificas a tu hijo en una piedra en la montaña y Dios está contento porque todo sucede como debe suceder.
Pero todos sentimos que hay algo muy extraño en la historia anterior. Dios no puede simplemente escoger arbitrariamente cuáles acciones son buenas y cuáles son malas, porque en un sentido, así no es como función la moral. Así que, la explicación no puede ser que lo virtuoso es lo que Dios escoge. Y ya dijimos también que, si algo es virtuoso primero, y después es amado por los Dioses, entonces el amor de los Dioses no puede explicar lo virtuoso. Entonces, al parecer, las verdades morales que tienen su origen en la voluntad de Dios solamente tienen sentido si asumimos que tales verdades morales ya existían independientemente de cualquier Dios.
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