Les comparto un extracto de la entrevista de León Krauze con Oscar Martínez de la revista El Faro donde hablan sobre el presidente de El Salvador Nayib Bukele y lo que llaman el problema Latinoamericano. Se refieren a la concentración del poder y a los regímenes políticos en Latinoamerica que nacen legítimamente gracias a instituciones democráticas para después convertirse en regímenes autoritarios.
Letras Libres
LK: Hace poco en una de estas conversaciones a las que he referido varias veces, y lo hago porque de verdad me parece que es muy útil para entender el fenómeno Bukele, en una de estas conversaciones con una mujer de una enorme elocuencia, elocuencia incluso conmovedora, te soy franco. Yo le decía a esta mujer por radio que a mí lo que me preocupa es, además de otras cosas como lo que has descrito, la concentración de poder en una sola persona. Le explicaba yo que la historia demuestra que la concentración de poder en un solo partido, más aun en una sola persona, rara vez deriva en la consolidación de la democracia y las libertades. Y esta mujer me contestó y de nuevo con mucha elocuencia y mucha claridad: “a mí no me importa, si yo pudiera darle todo el poder, más poder aún a Bukele, se lo daría porque ese es el calibre de la fe que le tengo”. Te lo menciono para hacerte la siguiente pregunta. Tú has dicho que la democracia salvadoreña ha parido a un autócrata, ¿qué le contestarías a esa compatriota tuya acá en Los Angeles que ha visto la realidad salvadoreña desde California, desde el exilio? ¿qué le contestarías, está en peligro la democracia salvadoreña?
OM: Sí, sin duda está en peligro, pero sobre todo yo le contestaría que le entiendo y le contestaría que comprendo porque reacciona de esa forma, que comprendo que la población migrante ha sido apaleada, vomitada, despreciada por la política salvadoreña, y que comprendo que como una reacción alérgica a eso ahora crean en un mesías y crean en un salvador. Le contestaría que entiendo que este país desde sus políticos, le han hecho cosas indignas, ha saqueado un país. Y entiendo que piense más con su desprecio que con la razón. Entiendo que ha llegado a un acto de fe, comprendo perfectamente eso, comprendo que un país que nunca ha trabajado por establecer bases democráticas entre su población; que nunca ha defendido a su población instituyendo en su retórica las reglas de la democracia; que siempre ha pensado en cúpulas y no millones; que siempre ha favorecido a pocos y no a muchos; que siempre ha funcionado con una impunidad selectiva para las clases populares, la gente esté harta de eso. Y lo que suene a nuevo, lo que parezca nuevo, aunque sea que hable como algo nuevo y que se maneje en redes como algo nuevo, le parezca atractivo. A mí me parece que todo esto es la herencia de un sistema político y no, de ninguna forma, la estupidez o la ignorancia de un pueblo. Este pueblo ha reaccionado como ha podido; este pueblo ha sido deformado por clases políticas que durante décadas le han despreciado y aplastado, comprendo eso. Y desde mi trinchera mi labor periodística es ir revelando cosas. Tengo pruebas de que Bukele es muy peligroso, y esas pruebas las he publicado. Y es mi labor hacer como decía Tomas Eloy Martínez, que lo importante además sea interesante. Es mi trabajo abogar para que esas publicaciones adquieran importancia y no caigan en la intrascendencia en la que Bukele quiere ponerles. Yo creo que Bukele es peligroso para la democracia, creo que lo ha sido y lo seguirá siendo. Ahora, a mí me parece que una reacción sea decirle a esta gente, están equivocados no entienden nada. No, la gente de hecho ha abrazado la idea de Bukele porque han entendido todo el desprecio y la humillación a la que este país los ha sometido durante décadas. Es un dilema y creo que para solucionar ese dilema, uno de los remedios posibles es la prensa, pero estamos en una situación muy delicada actualmente.
LK: En efecto, un dilema complejo, pero también eminentemente Latinoamericano. Oscar te agradezco mucho tu tiempo, gracias y estaremos en contacto.
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